Querida
amiga, si te dejó, si se fue como un soplo, si no le importaste, si te hizo a
un lado con tanta facilidad, si no valoró lo que le diste, si apenas le dolió
tu dolor, aun conociendo tú enfermedad, si decidió estar sin tú presencia, ¿no
será, que no te merece?.
Y
si te dejó porque ya no te ama, porque se le agotaron los besos, y hasta la más
simple de las caricias se le convirtió en tortura, ya no le gustas porque
tienes miles de pruebas medicas y citas con los doctores, ¿no será, que ya no
te ama o que nunca te amo?
¿Y
no será, que si fue cruel o se le terminó el amor, ya no tiene sentido insistir
en resolver lo que ya está resuelto? ¿No será que hay que quemar las naves,
cerrar el capítulo y dirigir la atención a otra parte?
No
se trata de no sufrir, no se trata de no sentirse solo y perdido, sino de darle
al sufrimiento un giro y elaborar el duelo (resignarse a la pérdida). No
preocuparse por lo que podría haber sido y no fue, es evidente que no valía la
pena, no te quería.
Lo
curioso del despecho es que los que han sido abandonados, casi siempre terminan
por auto castigarse: “Si la persona que amo no me quiere, no merezco el amor” o
“Si la persona que dice quererme me deja, definitivamente no soy querible”. La
consecuencia de esta manera de pensar es nefasta. El comportamiento se acopla a
la distorsión y el sujeto intenta confirmar, mediante distintas sanciones, que
no merece el amor.
Ahora
que te dejó, hay que comenzar a vivir de otra manera. Retomar lo bueno que
tenías olvidado y arrancar. Todos somos capaces de recuperarnos del fracaso
afectivo no perdiendo la esperanza de pensar que saldrás de la enfermedad, aunque
estés sola. Al principio duele hasta el alma, pero al cabo de un tiempo, si
eliminamos el autocastigo, la mente empieza reponerse.
Piensa
en las pérdidas que has tenido anteriormente en tú vida, y cómo ahora, no te
producen ni rasquiña. Es muy probable que dentro de un tiempo, esta última
decepción, la que ahora estás padeciendo, quede reducida a un recuerdo insípido
y descolorido, y quede en el más profundo olvido.
Y mientras tanto, te toca sobrevivir, cuidarte mucho y recuperarte de esa enfermedad
que te hace sombra a cada paso que das, rodearte de amigos y amigas de verdad,
porque la amistad cura. También puedes acceder a la vida espiritual que tenías
abandonada, y no me refiero a encerrarte en un templo, sino revisar tú sentido
de vida. Las crisis activan la autobservación y nos obligan a mirarnos desde
una óptica nueva y positiva.
Siempre
habrá alguien, testarudo y persistente, que nos quiera a pesar de todo. A esta
hora, en algún lugar de la ciudad, hay una persona desconocida que aún no
conoces, dispuesta a contagiarte de amor, que pronto entrará a tú vida. Es solo
cuestión de tiempo, de fe y esperanza. No olvides quererte a ti misma, mimarte
y así podrás recuperarte lo antes posible.
No
olvides jamás, que quien no te cuida cuando más lo necesitas, no merece tú
amor, tú atención y sobre todo tú corazón.
Para
cualquier duda, llámame a;
Tarot
Sophie; 806 51 62 47.
Sophie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario